"Forja" acompaña al alma en el recorrido de su santificación, desde que percibe la luz de la vocación cristiana hasta que la vida terrena se abre a la eternidad.
El primer capítulo está dedicado precisamente a la vocacíón, el autor lo titula "Deslumbramiento", porque quedamos deslumbrados cada vez que Dios nos va haciendo entender que somos hijos suyos, que hemos costado toda la Sangre de su Hijo Unigénito.
La respuesta a la vocación divina exige una lucha constante. Un combate sin estruendo en la palestra de la vida ordinaria, porque ser santo no es hacer cosas raras: es luchar en la vida interior y en el cumplimiento heroico, acabado, del deber.