Con estas palabras se dirigen los discípulos a Jesús, reconociendo su incapacidad para llevar a cabo una auténtica oración, y confesando la necesidad de aprender a comunicarse con el Dios Padre.
Esa necesidad ha sido una constante en la historia del cristianismo, y parece adquirir un peso particular en el momento actual, donde la urgencia por vivir con autenticidad la experiencia de la fe, nos lleva a plantearnos seriamente el deseo de vivir un auténtico encuentro con Dios.
Teresa de Jesús se nos ofrece, en este contexto, como una testigo y maestra de gran actualidadpara todos aquellos que quieren vivir de manera experiencial su vida de fe. Y el camino no puede ser otro que el de la amistad con Dios.
Teresa de Jesús nos habla de la esencia de la oración evangélica, del modo como Dios quiso y quiere relacionarse con sus creaturas, creadas a su imagen y semejanza. Para Teresa de Jesús no hay verdadero seguidor de Cristo que no sea, al mismo tiempo, un auténtico orante, es decir, alguien que cultiva la amistad con Él. Orar, para Teresa, es el estilo de vida propio del amigo de Dios, del seguidor de Cristo. Y Dios lo que quiere, lo que espera y lo que necesita de nosotros es que seamos sus amigos, y amigos verdaderos.